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Arquitectos: Alejandro Soffia
- Área: 60 m²
- Año: 2020
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Fotografías:Juan Durán-Sierralta
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Proveedores: Pizarreño, Maderas Ritoque, Paneles SIP UP, Venteko
En el contexto de la crisis del 18-O. Después de la crisis social desatada el 18 de Octubre de 2019 se han ido aclarando de a poco las razones de éste conflicto. Éste proceso de decantamiento de ideas es fundamental para poder programar soluciones de corto, mediano y largo plazo, que mejoren las desigualdades con las que se afecta a la gran mayoría de la población chilena. Sin embargo éstas soluciones lamentablemente no han llegado aún. Lo que sí ha sucedido es que se le ha puesto nombre a algunos de los problemas basales de la sociedad chilena. Y esto, afortunadamente, imposibilita a la elite nacional ignorar éstas demandas. Sin embargo la mezquindad propia de la ‘clase dirigente’ le ha aplicado un barniz a éstos problemas imponiendo jerarquías y por lo tanto un orden arbitrario para su solución. Para mí esto significa una evasión de las responsabilidades del Estado en relación al pueblo, por lo que creo que no deben haber jerarquías sino que todos los problemas deben ser nombrados y todos deben empezar a solucionarse al mismo tiempo, con distintas tareas y plazos, no unos antes que otros.
Extrañamente la ‘agenda’ del Gobierno y la opinión de los Chilenos ha dejado afuera el problema del ‘espacio’. Así como el Agua no es un derecho de las personas en Chile, tampoco lo es el Espacio. Entonces en lo primero no es posible regar y cultivar el suelo propio, y en lo segundo el pueblo vive en espacios de mierda.
El ‘espacio’ es un concepto bastante abstracto, por lo tanto en el contexto de la constitución se le identifica con la vivienda. Y como el problema lo tiene el pueblo, entonces éste se nombra como la vivienda popular, o social. Pero el problema base es el acceso de las personas al ‘espacio’. Acceso a una cantidad y una cualidad de ‘espacio’, genérico, más allá de la vivienda. Y como el espacio tiene distintas escalas en su magnitud, en realidad el derecho al espacio de calidad se puede reconocer en la vivienda, pero también en los espacios de trabajo, de estudio, o de cualquier tipo de espacio inmediato donde se desenvuelven las personas en su rutina diaria. Sean éstos privados o públicos. Sean éstos de escalas pequeñas o grandes. El derecho a un espacio público de calidad. El derecho a una ciudad equipada y conectada. En una escala mayor, el derecho a un espacio natural virgen. Alguien nos tiene convencidos de que hay poco espacio. Pero no es así, tenemos mucho espacio por lo tanto cada persona se merece vivir en un espacio de calidad.
La Casa Chica. Esta Casa no tiene una relación directa con las temáticas levantadas durante la crisis social del 18-O. Se podría pensar incluso que representa todo lo contrario, que poseer hoy una propiedad en la playa, en la forma de una segunda vivienda, constituye un privilegio de pocos y constituye un símbolo de la desigualdad imperante en nuestro país. Pero mi idea es reflexionar acerca de algunos aspectos que sí son relevantes en el contexto de la crisis, a partir del análisis de una Casa en la Playa.
El primero y más importante tiene que ver con el ‘espacio’. Se llama Casa Chica porque en realidad el desafío consistió en hacer una vivienda lo más grande posible, con un presupuesto muy acotado. La matriz conceptual se vería informada además, por mantener ciertos estándares de calidad constructiva de eficiencia térmica. Entiéndase muros y ventanas bien aislados. Entonces una de las preguntas iniciales sería ¿cuántos metros cuadrados puedo construir si cuento con determinado presupuesto y quiero construir con determinado estándar constructivo? La respuesta sería 60 metros cuadrados. ¿Y qué fui capaz de programar en éstos 60 metros cuadrados? Un living comedor ajustado, un baño minúsculo, una escalera empinada, un pasillo angosto, dos dormitorios estrechos y otro baño ídem. Y de verdad gasté mucho tiempo en meter todos éstos recintos en 60 metros cuadrados. Y además creo, no es suficiente porque los espacios de almacenamiento son pocos y no hay una loggia.
Entonces recuerdo los metros cuadrados de las viviendas sociales que el Estado de Chile le entrega a aquellos más afectados por el nefasto modelo económico imperante. 45 metros cuadrados, que subieron luego a 52. También recuerdo los metros cuadrados de las viviendas pequeñas que promociona el nefasto mercado inmobiliario. 15 metros cuadrados, 24 metros cuadrados. Y me pregunto ¿cómo diablos es posible vivir dignamente en tal escasez de espacio? Si espacio hay rebosante a lo largo de nuestra extensa geografía, ¿cómo puede ser que el Estado ofrezca éste tipo de viviendas tan reducidas? ¿por qué es posible que las inmobiliarias puedan ofrecer espacios indignos para la vida?
Sin duda se contestarán algunos, es problema de presupuesto, pero entonces ¿en qué momento pusimos la prioridades en el dinero antes que en el espacio? ¿No es acaso el espacio algo tan vital como el aire y el agua? Ojalá la salida a la crisis actual que vive nuestro país nos permita poner los temas más relevantes para la vida de las personas sobre la mesa, y sin duda en éste derrotero será necesario incluir y relevar la importancia del espacio, en cuanto cantidad y en cuanto calidad, en todas las escalas, para el desarrollo de una vida digna.